Negociemos la palabra no dada
y, admitiendo que nos entendemos,
supongamos más de lo que sabemos:
que es confiable la genuina mirada.
La cercanía equivale a nada
si añoramos todo lo que perdemos;
el agua que muy sedientos bebemos
solamente ha cambiado de cascada.
Por eso construye, entre sueño y sueño,
un esfuerzo digno de realidad;
y recuerda que, aun siendo pequeño
o de una aparente debilidad,
de los caminos se es realmente dueño
cuando todos son posibilidad.
Juan Griss
(a Coty)