lunes, 5 de octubre de 2009

Arritmia




Desde chico que tengo problemas con el ritmo... Algunas personas, por ejemplo, no sabemos aplaudir adecuadamente.
            Ya en los cumpleaños comenzaba a notarse esta grave falencia... Al momento de cantar el Feliz Cumpleaños, acompañado por los aplausos que marcan el tiempo, yo aplaudía con el ritmo correspondiente al que se da una vez sopladas las velitas, claramente, para el resto,  más ligero. Y al momento de ovacionar el soplido arremetía yo con el tiempo de la canción introductoria. No notaba la diferencia.
            Debido a ello fue que comenzaron a dejar de invitarme a los cumpleaños de mis compañeritos: las madres de los festejantes se irritaban, pues les quitaba a sus hijos el protagonismo de ese momento tan especial. Los invitados giraban sus cabezas para mirarme y reír.
            Y en mi círculo familiar no era muy distinto. Ya de grande, noté que jamás aparecía en las fotos de los cumpleaños de mis primos, e incluso de mis hermanos. Hasta antes de la aclaración yo había sospechado la posibilidad de ser un niño adoptado.
Cuando me explicaron, ya contaba yo con diecisiete años; me dijeron que siempre me mandaban a hacer algún mandado con mi tío. De esa forma se deshacían de las dos molestias: mi arritmia y su alcoholismo.


Juan Griss

2 comentarios:

Constanza Chasco dijo...

jaja! Muy bueno... Lo mismo sucede cuando bailás :)

Cristian Vitale dijo...

Lindo, juan, el relato. Me hace acordar a Gbariel Báñez el regodeo con la diferencia, por no decir la tara, que sería su palabra, pero no quiero herir tu normalidad.
Abrazo